¿Cómo hablar con tus hijos sobre la salud mental?
Guía para tener conversaciones exitosas.
La salud mental influye en cómo nos sentimos, pensamos y manejamos las emociones. En muchas familias latinas casi no se habla de la salud mental por el estigma, las normas culturales o la falta de información, pero es importante hablar con tus hijos ya que más del 40% de los estudiantes latinos de preparatoria dijeron sentirse tristes y sin esperanza el último año.
Hablar abiertamente con tus hijos sobre sus emociones puede ayudarlos a sentirse comprendidos, les demuestra que los amas, les da la confianza para pedir ayuda cuando la necesiten y reduce sus probabilidades de usar sustancias. La Asociación Nacional sobre Enfermedades Mentales ofrece recursos en español para apoyar a tu familia.
Nunca es demasiado pronto para hablar con tus hijos sobre su bienestar emocional y mental, siempre que lo hagas de manera abierta y adecuada para su edad. Esta guía ofrece consejos y recomendaciones para ayudarte a tener esas conversaciones en cada etapa de su desarrollo.
Muchos jóvenes dicen sentirse estresados, ansiosos o deprimidos, lo que puede estar influenciado por experiencias culturales y comunitarias diferentes a las de otros adolescentes.
Es sentir miedo, preocupación o nerviosismo difícil de controlar. Temas de inmigración, la economía del hogar o las dificultades escolares pueden afectar más a los jóvenes latinos. Para conocer tus derechos y encontrar apoyo, consulta la Guía para conocer sus derechos de la Oficina del Procurador General del Estado de Washington.
Es sentirse triste, sin esperanza, de mal humor y sin ganas de hacer lo que se solía disfrutar. Sentirse discriminado o atrapado entre dos culturas puede empeorar estas emociones.
Es cómo el cuerpo y la mente reaccionan ante situaciones difíciles. Las diferencias generacionales, las expectativas familiares y escolares, y la falta de oportunidades, pueden aumentar el estrés en los jóvenes latinos.
Aunque la mayoría de los adolescentes muestran altibajos en su estado de ánimo, presta atención a los cambios que podrían indicar un problema mayor. Por ejemplo:
Aunque muchos de estos comportamientos pueden ser normales, es importante notar si persisten, empeoran o se combinan con otros, afectando la vida diaria de tus hijos. Si no estás seguro, habla abiertamente con ellos. Confía en tu instinto: si tus hijos mencionan que quieren hacerse daño o si su angustia parece ser urgente, busca ayuda de inmediato. Pueden llamar, enviar mensajes de texto o chatear con la Línea 988 de Prevención del Suicidio y Crisis (presiona 2 para atención en español) para recibir apoyo gratuito y confidencial, las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Llama al 911 si la vida de alguien corre peligro, como un intento de suicidio.
Algunos jóvenes usan sustancias como el alcohol y los productos con nicotina para sobrellevar el estrés, la depresión o la ansiedad. Aunque crean que los hará sentir mejor, con el tiempo estas sustancias pueden intensificar esas emociones. Por eso es muy importante hablar abiertamente sobre lo que sienten y enseñarles a enfrentar sus dificultades de forma más saludable. La manera en que niños y adolescentes manejan sus emociones influye en sus decisiones. Si aprenden a hacerlo de manera saludable, es menos probable que fumen, vapeen o usen otras sustancias. Si tus hijos están consumiendo alguna de ellas, estas herramientas pueden ayudarlos a dejarla.
Desarrollar estrategias efectivas para afrontar el estrés y las situaciones difíciles fortalece la salud emocional y mental de tus hijos. Los expertos recomiendan ayudarlos a reconocer lo que sienten, adoptar hábitos saludables y buscar apoyo en personas de confianza. Algunas actividades que ayudan a manejar el estrés de forma saludable son:
Presionar a tus hijos: Respeta sus límites. Si se sienten incómodos, diles que pueden hablar más tarde.
Juzgar, minimizar o etiquetar: Evita decir cosas como “eso es una tontería”, “estás actuando como loco” o “los niños fuertes no lloran”. En vez de eso, responde con empatía diciendo cosas como: “Veo que eso realmente te molestó”, “Tiene sentido que te sientas así” o “Entiendo que esto es difícil para ti”. También puedes mostrar comprensión y apoyo con preguntas de seguimiento como: “¿Dime por qué te afectó eso?”
Interrumpir el silencio: Haz una pausa y dales tiempo para pensar, los momentos de silencio pueden ayudarlos a abrirse.
Reaccionar de manera exagerada: Mantén la calma, aunque lo que te digan te sorprenda. Tu reacción sienta la base para sus conversaciones futuras.
Comparar a tus hijos con otros: Decir cosas como, “¿Por qué no puedes ser más como tu hermano?” puede avergonzarlos y dañar su autoestima. Enfócate en la experiencia y las necesidades únicas de cada hijo.
Compartir demasiado tu propio estrés: Está bien hablar un poco de ti, pero no descargues tus preocupaciones en ellos. Mantente enfocado en las necesidades de tus hijos.
Habla con frecuencia: Platiquen sobre lo que sienten seguido, aprovechando momentos del día como cuando hacen las tareas del hogar, mientras cocinan, al jugar un juego de mesa juntos o al compartir historias sobre su familia o escuela.
Comparte tu propia historia: Si te sientes cómodo, cuéntales sobre un momento en el que te hayas sentido estresado o preocupado y qué fue lo que te ayudó.
Da el ejemplo con hábitos saludables: Trata de cuidar de ti mismo, duerme lo suficiente, aliméntate bien, mueve tu cuerpo y busca apoyo cuando lo necesites.
Ayuda a tu hijo a manejar situaciones difíciles: Pregunta, “¿Qué podemos hacer cuando te sientas preocupado o triste?” y busquen respuestas juntos.
Aprendan en familia: Lean o vean videos sobre las emociones juntos, y elijan recursos adecuados para tu propia familia y las situaciones que enfrenta tu comunidad.
En estos videos, te presentamos a especialistas que comparten información clara y consejos prácticos, para que hables con tus hijos de manera abierta y honesta sobre el consumo de sustancias.
Aprende cómo hacerlo